Software como Látigo: Monitoreo y tecno-explotación en el Ámbito Laboral Con la adopción de medidas de cuarentena en todo el mundo, el COVID-19 ha convertido al teletrabajo en una nueva norma para muchos de los trabajadores. Sin embargo, este cambio facilita la importación de métodos de gestión informales al ambiente de trabajo. Las nuevas generaciones de trabajadores han sido alcanzados por una nueva gama de los llamados "software remotos de gestión laboral". Estos incrementan el alcance de las métricas, y en consecuencia permiten a las empresas de Capital registrar todos los aspectos posibles del comportamiento de sus trabajadores. Este despliegue de métrica está en línea con dos siglos de tradición disciplinaria del trabajo, de ideología productivista y gestión científica. El sentido de estas aplicaciones informáticas debe centrarse el análisis en el contenido y calidad de lo producido. No obstante estos objetivos declamado, la disciplina profesional se ha visto interpuesta como excusa para dar lustre a la vetusta inescrupulosidad del Capital. Y ésta - aunada a un parcos regímenes regulatorios que deberían impedirla - ha llevado a una implicancia perturbadora, que confabula formas de explotación laboral novedosas a través de la programación maliciosa de herramientas informatizadas. Su objeto no parece otro que ser el control de la explotación. Este es un nuevo ariete hacia la generalización de un "látigo de explotación digital" de escala global. No resulta extraño que la mayoría de estos programas de gestión laboral agreguen - al tradicional registro temporal - el desglose y filtrado de tráfico telemático, rastreos individualizados del historial de navegación, métrica del mouse y sus clics, así como medidas de incumbencia como las capturas de pantallas de empleados, las apertura de ventanas del sistema operativo y demás. Tal es así que los dispositivos del empleado resultan invadidos con metodologías de rastreos posicional por GPS, biométrica por control de cámaras de video, perfilado, registro y grabación de llamadas y mensajería instantánea, y todo a granel. Además se han generalizado muy velozmente el acopio y comercialización no autorizada de los metadatos obtenidos a resultas de estos cacheos, a través de terceros definidos en un maridaje neocolonialista de masivas corporaciones extranjeras (Meta, Google, Amazon, Microsoft). Antes estos casos no es extraño el empleo de biométrica como vector de circunstancialismo social, clasismo y racismo, así como el ingerencismo tercerizado en la gestión de recursos humanos. En este contexto, el software no sólo ha sido vectorizado como si de un viejo rebenque se tratara - atizando a los trabajadores con el vacuo fin de producir datos que validen al sistema de métrica estadística en sí - sino que también lo han convertido en molino y yugo, que combina la meta-producción como matriz extractivista cautiva. Los efectos nefastos sobre la salud mental, estabilidad económica, de los trabajadores y los múltiples mecanismos de autocensura que estos escenarios promueven en sus Organizaciones no pueden soslayarse. Combatir al Capital La explotación laboral está lo suficientemente reconocida como para que los Trabajadores sepan - por reflejo - que su principal arma ha sido siempre organizarse. El objetivo estratégico lo constituye el bienestar y felicidad del Pueblo; y el sustento táctico - en mayor y menor medida - ha sido el de evitar la lucha innecesaria, para dar la lucha necesaria, y darla para vencer. La ciber-explotación laboral debe ser combatida según la misma tesitura, a través de lo que puede denominarse "lucha telemática de los hackers organizados". Los hackers son individuos que han reprogramado sus conciencias para compilar lo que el Pueblo quiere. No es difícil para ellos programar guiones, rutinas, extensiones de navegador, macros de hojas de cálculo y aplicaciones, capaces de contrarrestar - en CPU propia o ajena - los aviesos esquemas de monitoreo y explotación por software en el ámbito de Trabajo. La automatización que permite el software cuando se la aplica a la lucha telemática de los hackers organizados, es capaz de inflar artificialmente las métricas de control obrero, aliviando así la presión impuesta a los trabajadores. Este método de combate al Capital no es decisivo, pero ha de darse, porque puede darse. Gravita sobre la informática al servicio de la explotación, contrarrestándola. Pero sólo puede prologar la lucha para que no cese hoy; la Organización debe fijarse una alta consigna de lucha la concreción de un instrumento legal de protección del teletrabajo, que impida, contrarreste y castigue la utilización de métrica en el ambientes de trabajo digital.