>>0 Los PacMan salian 25 centavos, los scrollers horizontales 25, y los verticales como el 1942 25 centavos mas o menos. Los que usaban gabinetes grandes como el AfterBurner o los kickem up cuádruples de Konamim salía 25. Eso era la Igualdad para el Pueblo. Pero cuando fue a Mar del Plata en el 94, al complejo que se llamaba ASCOA, conoció que allí usaban una tarjeta de débito para jugar... El antro era una avivada contra el Turismo Trabajador. Gracias a la implementación de la tarjeta, el dueño de ASCOA podían debitar de a un peso (la mínima), y pedir "un tanque de común" por los juegos mas caros, ya que diferenciaban las tarifas de acuerdo al gabinete y la era del fichín. Entre los más nuevos estaba uno de peleas con gráficos poligonales (¿Virtua Fighter?), y el mas caro del lugar era el Mad Dog McCree, un juego de tiros literalmente en primera persona. Era una película del far-west que corría en un laserdisc. Con reflejos y una pistola que compartía el mismo principio que el cazapatos de Nintendo, debía ajusticiarse a los secuaces del Perro Loco Mc Cree en un saloon. Cuando le pegabas, el laserdisc saltaba a la secuencia del tipo cayendo aparatosamente muerto. Altísimo juego para la época. Fue con una linda piba que era malísima, y sin dudas era la primera vez en la vida que jugaba un videojuego. La liquidaron todas las veces, en media hora tuvo que pagarle el equivalente a cuatro o cinco mil pesos de ahora sólo para impactar en unas botellas que un viejo condescendiente tiraba al aire en la pantalla. RevEngER la quería matar. Y para colmo todavía - mínimo - tenía que llevarla a tomar un helado... La tarjeta con banda magnética recargable, era de valor almacenado. Este era leído desde la ranura del lector adaptado al gabinete del fichín, y restado de la tarjeta. Cada vez que pasabas la tarjetea se repetía el proceso (no necesariamente al jugar, lo cual increíblemente resultaba en que te debitaran sin que pudieses jugar). Actualmente esas tarjetas tienen sentido si la operatoria de carga es a doble seña, y va protegida con una llave digital como en el sistema de la SUBE. Pero en esa época, en ASCOA no tenían esa implementación. PAPITA PAL RevEngER... Con ese oscuro sosías le hizo ingeniería inversa a la banda de la tarjeta, usando para ello una 386sx con 4MB y un lector de tarjetas magnéticas con conexión por puerto serial "COM2", con un programita de DOS. La banda almacenaba - en crudo, en bolas y a los gritos - unos 50 bits de sincronismo, terminado con un ASCII 10111 ("Fin de bloque de control") mas un string que consistía en 8 bytes de 7 bits y uno de 8. Este se repetía varias veces en secuencia. Pueden haber sido 6 o 16 repeticiones, en la cual la información era similar. Esta repeticiiones en los strings de la información secuenciada era típico de los sistemas magnéticos. Los primeros bytes de 7 bits hacían caso a una fecha en formato mm-dd-aa que RevEngER ni tocó (el año arrancaba en 04), seguido por un ASCII 10111, mientras que el siguiente de 8 bits era el valor del crédito almacenado. Este era el que cambiaba siempre y se iba restando en su representación binaria, y se mostraba en unos lectores en el local que informaban del valor remanente (dinero). Como los sectores que contenían el crédito estaban dados entonces por un único byte y se repetían varias veces, la tarjeta de ASCOA no podía contener mas de 255 pesos/dólares ni usar decimales en sus trasacciones. Nomás con esa técnica la casa de videojuegos cobraba cuatro veces más caro que lo justo, desde el vamos... ¡Razón más que suficiente para que RevEngER diese AL PUEBLO LO QUE ES DEL PUEBLO, aplicando magnetoesritura como quien escribe "Perón Vuelve" en una pared! Y así, modificando los sectores "importantes" de la banda que contenían el crédito prepago y ponerlos todos en 11111111, RevEngER logró la realidad efectiva de contar en su tarjeta 255 dólares, válidos para gastar en juegos. Gracias a ello no lamentó mas cuando los vaqueros mataban a su amiga, y sonreía con sorna cuando pasaba por la entrada del ASCOA "as hotdog in his own $HOME". Con su amiga mantuvo una hermosa amistad que duró lo que duran las olas del mar.