El problema del dato no pasa solamente por la extracción de información por par- te de las GAFAM. Ese es tan sola la punta de la lanza. Las empresas han impues- to una lógica de lo inmediato. Mediante la algoritmización de la vida y la creación de pérfiles de usuarios precisos en base a los datos extraídos, las GAFAM han logrado vender la idea de servicios gratuitos que satisfacen la necesidad de sus usuarios en segundos. No importa para que sirva la aplicación: comunicarse por mensajería instántanea, habitar alguna red social, compartir imágenes, hacer una compra, buscar algo en un buscador; todo está hecho para que sus usuari@s tengan todo solucionado en cuestión de segundos. La mayor parte de las aplicaciones que utilizamos en Internet están pensadas pa- ra interactuar entre usuari@s aunque la mayoría de las veces no funcionan cómo herramientas de comunicación sino que están pensadas y adaptadas para un uso inmediato y constante. Aplicaciones como Whatsapp, Facebook, Instagram o Twitter poseen más funcionalidades para trackear usuari@s (saber quién vio tu publicación, a cuántos le gusta, de dónde, si vieron tu mensaje o no,etc). Estas aplicaciones están diseñadas especificamente para capturar la atención del usuari@ y que este pase más tiempo en ellas. Las apps terminan compitiendo entre si para ver quién retiene más tiempo al usuarie. Para lograr esto, implementan estrategias que a la larga causan un daño en las personas, porque esta lógica de lo inmediato afecta directamente la salud de los individu@s que habitan esos espacios. Los smartphones fueron los dispositivos por excelencia que permitieron el tri- unfo de esta lógica de lo inmediato. No es casual que en los últimos años el consumo de computadoras vaya descendiendo y se vendan cada vez más y más smart- phones. Los télefonos celulares inteligentes permiten a las GAFAM no solo dis- poner de una mina de datos en cada persona, sino que además han logrado vender una "caja boba" intocable, donde l@s usuari@s pierden absolutamente el control ya que ni siquiera se le puede instalar un SO. De esta manera, pese a que pla- taformas como YouTube o Twitch se venden como espacios donde cualquier persona puede subir su contenido, "pluralizando" así las voces, lo cierto es que sucede más bien lo contrario. Con el smarthpone, las GAFAM lograron orientar el conteni- do a cada individu@ y llevarselo especificamente a esa persona y no otra. Es el algoritmo el que guía los contenidos y no l@s usuari@s. No debemos olvidar que cuando habitamos esas aplicaciones, aceptamos de manera tácita no solamente entregar nuestros datos, sino peor aun, modificar nuestros hábitos y esquemas de valores. Comenzamos a vivir dentro del algoritmo y busca- mos constantemente corazones, me gusta, reacciones. El algoritmo se basa en co- lectar y procesar información, y nosotros participamos de ese proceso utilizan- do las aplicacione y calificando la información. El problema está en que el es- quema de interacciones entre usuari@s termina cambiando nuestra percepción so- bre nosotr@s mism@s y nuestro entorno. Al calificarnos como quieren las aplica- ciones no hacemos nada positivo para nosotr@s mism@s, sino que estamos traba- jando para las GAFAM y sus algoritmos. En este ecosistema de interacciones com- petitivas, quienes pierden son l@s usuari@s, ya que, además, terminan poniendo su esquema de valores, creencias, gustos y afinidades bajo los lentes del algo- ritmo y muchas veces, la visión de la máquina termina imponiendose sobre la vo- luntad de la persona. Comenzamos así a vivir solamente bajo la lógica de lo inmediato, donde muestras interacciones solamente valen para los sistemas de puntuación. Todo pasa a ser medido, y no es medido para mejorar nuestras vidas, sino todo lo contrario. El concepto de redes sociales existe desde los años 80, como mencioné en mi ar- tículo la-idea-de-comunidad.txt. Ahora se ha complejizado y reinventado para extraer esos datos que antes no se recolectaban. Es necesario que trabajemos sobre otras formas de comunicación y habitemos otros espacios donde los usuari- os y sus interacciones no estén mediadas tan groseramente por un tercero que solo busca un beneficio personal y no comunitario. Existen un montón de plata- formas que se escapan de aquella lógica de lo inmediato y del sistema de pun- tuación social que se ha impuesto. La única forma de dar pelea es habitando e- sos espacios y no menospreciandolos. Han robado la idea de comunidad y la han suplantado por un esquema algoritmico. ¡Habitemos comunidades para ganarle a la Oligarquía del dato!