Me uní a texto-plano porque ~dgy me invitó en algún momento de noviembre. A él lo conozco de otra comunidad de nerds y amigues, donde compartimos el vicio por los jueguitos y las frikeadas varias. Pero cuando ~dgy me dijo que iba a ser una "cosa en modo texto", paré un poco la oreja, ¡y más aún cuando mencionó a un tal ~peron! ¡Cómo mierda no iba a ke- rer estar aka! ~peron es para mi una emincencia de la propaganda linuxera popu- lar en Internet. Cualquiera de mi edad que se haya visto atraíde por linux du- rante la era de la blogosfera seguramente entró más de una vez al blog del ami- go ~peron. Tipo sabio y generoso si los hay. Ahora puedo decir eso de él porque además lo conozco. No personalmente, pero si a través de texto-plano, ya que es una comunidad donde l@s usuari@s buscamos co- nocernos. Con las comunidades a veces pasa algo raro. Con la cultura de lo inmediato, mu- chas comunidades de Internet terminaron transformándose en chat de Telegram, donde no termina habiendo más espacio que eso: una sala de chat de mensajería instántanea. Texto-plano se asemeja a las antiguas BBS y no solamente por el modo texto. Las formas de interacción son distintas, y pese a que hoy podríamos estar conectados todo el día a texto-plano, no lo hacemos. Mantenemos algo más bien asincrónico, una comunicación que no depende de lo inmediato. Aquellos sistemas de cómputos que se ponen por encima de l@s usuari@s y solo bus- can capturar los datos y la atención de quiénes lo habitan, solo perjudican a la comunidad y su sano desenvolvimiento. Sistemas de comunicación como texto-plano se oponen radicalmente a aquellas formas de manipulación. Desde que tomé otro cargo a la tarde, comencé a tener cada vez menos tiempo, más cansancio y muchas ganas de estar tirado en el sillon con mi conectar igualdad, escribiendo y escuchando música. Entrar a texto-plano diariamente, escribir algo, leer los mails, postear en el foro, publicar en mi gopher; todo se ha transforma- do en una rutina relajante, un momento de desconexión, de descanso, pero también, de disfrute electrónico. Amo estar en una computadora, tecleando, leyendo o hablando con otr@s. Pero sucede muchas veces que tras la pantalla de la compu principal siempre hay mil distraccio- nes; todo sucede todo el tiempo y lo inmediato te apabulla. Pero dentro de texto-plano, detrás de una o varias terminales, tirado en mi sillón con la conectar igualdad encima, con un vermú y un porro, me siento más conectado que nunca. Utilizar un sistema tan simple para comunicarse entre usuari@s y compar- tir archivos es liberador. No hay nada que se interponga entre lo que querés hacer y el hecho de hacerlo. No hay interfaz que capture tu atención, más que el texto, la información cruda. Comienzo a entender que eso es fundamental. Las comunicaciones inmediatas, la ló- gica de las GAFAM que llevaron a gran parte de l@s usuari@s a un estado de ansie- dad deplorable, perjudican a las comunidades y sus integrantes. En este sentido, texto-plano se planta con la negra bandera de las terminales de comando. Bajo una experiencia UNIX-like de sistema de cómputo compartido podemos recuperar las comunicaciones, dominarlas, y orientarlas hacia lo que querramos. Por eso últimamente estoy habitando cada vez más texto-plano: publico seguido en gopher, posteo en el bbj, chateo con mis amigos, participo del podcast. Las comu- nidades existen porque las habitan personas que aportan para que el espacio exis- ta. De nada son las comunidades sin usuari@s activ@s en ella. De a ratos estoy muy cansado de la Web. A veces el solo hecho de pensar en tener que estar frente al navegador web me estresa. Cada vez odio más el browser. En eso, también me gusta texto-plano, porque me saca de ese paco. Abro una terminal, y chau, me olvido de todo. No necesito mucho más. Amo las computadoras. Y más las amo en texto-plan.